En colaboración con las otras diócesis católicas de California, y siguiendo las directrices de los funcionarios públicos de los condados de Alameda y Contra Costa, el obispo Michael C. Barber, SJ, ha emitido protocolos para la reanudación de las misas públicas en la diócesis de Oakland.
El Condado de Alameda permitirá los servicios religiosos públicos dentro de instalaciones a partir del 19 de junio y el Condado de Contra Costa provisionalmente permitirá estos servicios a partir del primero de julio. Sin embargo, antes de reanudar el culto público, las parroquias deberán presentar un Plan de Reapertura que sea específico a las instalaciones de cada parroquia, y obtener la aprobación del obispo Barber. Al recibir la autorización del obispo, las parroquias pueden reanudar misas diarias, bautizos, funerales y otros sacramentos y liturgias.
El obispo Barber ha proporcionado un conjunto de pautas para el uso de las parroquias, desarrolladas por los pastores y la Oficina diocesana de Culto Divino.
A continuación la presentación de pautas diocesanas que se distribuyeron a las parroquias el pasado 13 de junio.
“Como gente de fe, siempre debemos ser conscientes de la importancia de actuar de una manera socialmente responsable, dar buen ejemplo y actuar con caridad hacia los demás. Se debe hacer todo lo posible para proporcionar la vida sacramental de la iglesia de manera oportuna y razonable. La situación actual continua siendo peligrosa y frágil y las ordenanzas civiles varían dentro de nuestros dos condados. Aunque se ha logrado mucho, existe el potencial de que lo que hemos alcanzado se pierda con una segunda ola más virulenta.
Nuestra primera consideración es la salud física y espiritual de los fieles y de aquellos con quienes se encuentran, especialmente los más vulnerables: los ancianos y las personas con enfermedades crónicas. Debemos confiar en los profesionales médicos y las normas gubernamentales para tomar decisiones informadas.
Directrices generales / recomendaciones La dispensa de la obligación de asistir a las misas de domingo y día santo continúa hasta nuevo aviso. Aunque a los fieles se les exime de su obligación de asistir a misa, se les anima a pasar tiempo en oración el domingo (Ya sea viendo o escuchando una misa en vivo o participando en un acto de misericordia espiritual o corporal). Este año se dispensa en la diócesis la obligación de recibir la sagrada comunión en la temporada de Pascua. Como precaución para los que están en alto riesgo, la dispensa de asistir a la misa dominical continuará aún después de que se reanuden las misas públicas.
Se podría alentar a los fieles a asistir a una misa entre semana con multitudes menores. Se alienta a los sacerdotes a usar los textos de la misa dominical de lunes a viernes, cuando sea autorizado. Cuando el calendario lo permita, los sacerdotes pueden continuar usando la Misa en el tiempo de la pandemia con la Oración Eucarística por diversas necesidades y ocasiones IV: Jesús, quien siempre hizo el bien.
Se recomienda a quienes corren un mayor riesgo de COVID-19 (por ejemplo, quienes tienen sesenta y cinco años o más o que tienen afecciones de salud subyacentes) que permanezcan en su hogar. Igualmente, cualquier persona con temperatura, tos de cualquier tipo, o quien se sienta enfermo, no debe visitar una parroquia o asistir a ninguna ceremonia. Según lo permitan las circunstancias, puede ser posible la visita de un sacerdote, diácono o ministro extraordinario de la sagrada comunión para llevarles la eucaristía.
Se alienta al clero y a los ministros laicos a hacerse la prueba de COVID-19 donde sea posible.
Un sacerdote, diácono u otro ministro con una infección respiratoria de cualquier tipo no debe distribuir la comunión. Los sacerdotes que no se sienten cómodos distribuyendo la comunión, por razones de edad o salud, deben sentirse libres de delegar la distribución de la comunión a otro ministro.
En este momento, el número de ministros extraordinarios debe mantenerse a un mínimo para asegurar el estricto cumplimiento del protocolo requerido.
Las parroquias deben seguir transmitiendo misas en vivo si es factible o dirigiendo a los feligreses a una lista de enlaces de transmisión en vivo en el sitio web, incluso después de que se reanuden las misas públicas. Necesitamos incluir a las personas que se quedan en casa.
Se requiere un permiso por escrito de los padres de familia si los menores están sirviendo en una misa que se está transmitiendo en vivo.
Las parroquias no deben celebrar eventos antes o después de la misa. Las áreas que pueden atraer reuniones (por ejemplo, donde normalmente se realizaría la “hora del café”) deben estar cerradas con seguro.
Para poder reanudar las misas públicas, cada parroquia debe preparar un Plan de Reapertura de la Parroquia y presentarlo a la Oficina del Obispo. Es esencial que haya comunicación completa y continua para mantener a los feligreses al tanto de las condiciones cambiantes.
Los ujieres (ushers) son indispensables para que el distanciamiento social funcione y necesitan una formación exhaustiva en el manejo de multitudes. Ellos estarán a cargo de asegurarse que las personas se sienten y despidan adecuadamente, guiar el proceso de comunión y determinar cuándo se ha alcanzado la capacidad permitida. Los feligreses deben seguir las instrucciones de los ujieres antes y durante la misa. Si el grupo de ujieres es limitado, los estudiantes de secundaria, candidatos a confirmación y grupos como los Caballeros de Colón podrían ser capacitados y llamados a prestar este servicio”.