Escuche, actúe y comparta la travesía hacia la Navidad
Por el Reverendísimo Michael C. Barber, SJ
Queridos amigos,
El Misterio del Adviento y la Navidad tiene el poder de consolarnos en medio de las dificultades que enfrentamos actualmente. Dios nunca nos envía pruebas sin darnos esperanza y apoyo. Si usted está viviendo una "Navidad gris”, sintiendo depresión, aislamiento, como si el gozo interior de las festividades quisiera escapar… le sugiero lo siguiente:
1. Escuche. El ángel Gabriel se le apareció a María y tuvo una conversación con ella. María debió haber permanecido en silencio, o rezando, con tranquila receptividad, para poder escuchar lo que el ángel tenía que decirle. Los Padres de la Iglesia dicen que María “concibió a través de sus oídos”, es decir, por su buena disposición para escuchar. Usted también puede experimentar a Cristo a través del oído. Le sugiero que reserve un momento o un lugar privado. Yo prefiero hacerlo temprano en la mañana o en la noche, cuando está oscuro afuera y mi habitación está iluminada solo por las luces de mi árbol de Navidad. Puede configurar su música con Google: en mi caso pido “Lecciones de Adviento y villancicos de King's College” o “Lecciones de Navidad y villancicos”. (También hay otras opciones en Pandora, Spotify y YouTube). Escuche cómo la mejor música jamás escrita celebra El misterio de la Encarnación, intercalada con pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento. Es como tener un fantástico retiro privado. Una vez que haya encontrado El Misterio, dé el segundo paso.
2. Actúe. Tan pronto como el ángel Gabriel desapareció, María actuó. Se apresuró a viajar a la región montañosa para cuidar a su prima mayor, Isabel, que ya tenía seis meses de embarazo. María actuó según la Palabra de Dios. La compañía telefónica AT&T publicó un gran anuncio para animarnos a hacer más llamadas telefónicas de larga distancia con su campaña “Comuníquese y alcance a alguien”(Reach out and touch someone, en inglés). El cardenal Newman dice que “la esencia de la fe es buscar fuera de sí mismo”. Llame a un amigo o familiar. Escriba una carta o una tarjeta de Navidad. Para ustedes, los jóvenes: ENVÍEN UN MENSAJE DE TEXTO. Salga de sí mismo, y alcance a un ser que signifique algo para usted para expresarle su afecto. O alguien a quien usted haya ignorado o descuidado que necesite su apoyo. Simplemente hágalo. El acto de dar es su propia recompensa. Apoye una organización benéfica, su parroquia o una escuela católica. Incluso si su acción no es correspondida de inmediato, la hace aún más pura y real. Actúe por amor, no por lo que pueda recibir. Cuanto más se sumerja en El Misterio, más el Espíritu Santo le inspirará en la forma en que debe actuar.
3. Comparta. Comparta la alegría que recibe al encontrar el Misterio de Cristo. Dígale “Feliz Navidad” a quien lo atiende en la caja del supermercado. Invite a un amigo que se sienta solo a acompañarlo en la misa, o a ayudarlo en la despensa de alimentos o en el comedor comunitario de San Vicente de Paul. Invite a alguien a tomar un café o una bebida, o simplemente a dar un paseo o salir momentáneamente de la casa. Las pequeñas cosas significan mucho en este momento. Yo entiendo que la gente puede tener dudas de encontrarse en persona con alguien debido al virus, pero podemos usar todos los medios electrónicos y humanos a nuestra disposición para compartir el gozo del nacimiento de Cristo.
San Ireneo dijo: “¿Cómo llegará el hombre a Dios, a menos que Dios haya llegado primero al hombre?” Haga lo que hizo María. Deje que la Palabra de Dios fecunde en usted. Deje que Dios se encarne en usted, al escuchar Su Palabra, a través del Bautismo, a través de la recepción de la Sagrada Comunión, a través de la inmersión en el Espíritu Santo en la Confirmación, a través de la misericordia purificadora del sacramento de la Reconciliación. Luego, como María, actúe sobre El Misterio y compártalo.